No sé ligar

Si te has preguntado alguna vez por qué ligar parece más complicado que nunca, quizás te interese saber que en Santiago de Compostela se celebró un taller llamado 'No sé ligar' el pasado 18 de octubre de 2025. No era un curso para darte trucos infalibles, sino un espacio para reflexionar sobre las relaciones en la era digital. La pedagoga y educadora sexual gallega María Benito fue la encargada de guiar estas sesiones, que duran unas dos horas y media y que ella lleva organizando desde hace un par de años, tanto online como en bares y centros culturales de varias ciudades. La idea, según ella, surgió al ver que se hablaba mucho de violencias, pero poco de cómo construir relaciones sanas después de deconstruir lo que no funcionaba.

El taller está pensado para jóvenes de entre veinte y treinta años, y lo interesante es que se convierte en un punto de encuentro donde compartir esas sensaciones de abandono, tensión o bloqueo que muchos sienten al intentar conectar con alguien. Los participantes, en su mayoría mujeres de distintas orientaciones sexuales, aunque también asisten parejas y algunos hombres, suelen hablar de lo frustrante que resultan a veces las aplicaciones de citas o las salidas nocturnas. Como decía una historiadora del arte de 25 años, "con Tinder pude perder el miedo y conocí a mucha gente, era muy divertido, pero un poco frustrante porque no llegaba a lo que yo quería que era tener un vínculo amoroso con alguien". Otra participante bisexual añadía que en las apps "la gente vende una imagen. Todo es rápido, superficial, descartable y al final acabas también haciendo scroll en la vida real". Parece que la pandemia y la hiperactividad de las redes sociales tampoco ayudan, generando más agobio que conexión real, algo que María Benito relaciona con la "modernidad líquida" de Zygmunt Bauman, donde el consumo rápido se traslada a las relaciones.

Lo más valioso de estos encuentros es la "sensación de alivio" que experimentan los asistentes. Al escuchar a otros, se dan cuenta de que sus problemas no son únicos, lo que ayuda a bajar la ansiedad. "Entran pensando que tienen un problema, un bloqueo, que no saben qué hacer y después de escucharnos entre todos se bajan las ansiedades porque te das cuenta de que estamos todos más o menos igual", explica María Benito. Además, el taller pone de manifiesto una necesidad común: la falta de espacios de ocio y encuentro que no giren en torno al consumo. Este taller en un bar de Santiago, al menos, consiguió juntar a un grupo de desconocidos para charlar y reflexionar en voz alta sobre algo tan fundamental como las relaciones humanas.