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Te contamos varios sitios donde ver el atardecer en nuestra ciudad
Si hay algo que los coruñeses tenemos claro es que no todos los atardeceres son iguales. Y no, no es que seamos unos románticos empedernidos (que también), es que cuando vives en una ciudad que mira directamente al Atlántico, acabas desarrollando cierta adicción a esos momentos en los que Lorenzo decide despedirse del día tiñendo el cielo de colores imposibles.
Pregúntale a cualquier coruñés dónde ir a ver la puesta de sol y te señalará sin dudarlo hacia O Portiño. Es nuestro secreto a voces, el lugar donde confluyen surfistas agotados después de una jornada de olas, parejas que buscan su momento Instagram y grupos de amigos que simplemente quieren cerrar el día con vistas.
El protagonista absoluto de este escenario es la Ventana al Atlántico, una escultura del artista Francisco Pazos que parece un dolmen moderno abierto al océano. Es básicamente un marco de piedra gigante que encuadra perfectamente las islas de San Pedro y toda la inmensidad del mar. Y sí, suena cursi, pero cuando estás allí con el sol poniéndose y esos focos que iluminan la escultura con tonos rojizos... te das cuenta de por qué todo el mundo acaba sacando el móvil.
Lo mejor es que puedes llegar en coche (hay parking de sobra), en bus desde varios puntos de la ciudad, o incluso caminando si te apetece el paseo. Y no te preocupes si vas con el abuelo, los niños o el perro: el lugar es totalmente accesible. Eso sí, el viento atlántico no perdona, así que llévate algo de abrigo incluso en verano.
Vale, puede que sea más turístico, pero ver el atardecer con la Torre de Hércules de protagonista es de esas experiencias que no te cansas de repetir. Si buscas el spot perfecto a pie de playa, la playa de As Lapas es tu lugar. Desde allí consigues esa postal perfecta con el faro más antiguo del mundo en funcionamiento recortándose contra un cielo en llamas.
En el bar Uni puedes pedirte algo y verlo desde su interior o tomártelo en la terraza improvisada que puede ser la Domus. No olvides dejarlo todo como estaba por favor 😊. Al final te dejo un vídeo de Sen Paraxe para que veas el ambiente.
Seamos realistas: esto es Galicia. No siempre vas a tener ese atardecer de película que imaginabas. Pero curiosamente, hasta los días nublados tienen su encanto aquí. Cuando las nubes filtran la luz del sol poniente, el cielo se convierte en un lienzo de grises y plateados que tiene su propia magia. Los coruñeses lo sabemos: merece la pena acercarse igualmente.
No hay nada peor que estar corriendo para pillar los últimos rayos de sol así que llega sin prisas. Coge algo para picar (un termo con café si hace frío, una cerveza si el día acompaña) y si puedes, quédate un rato después de que el sol desaparezca. Esos minutos de luz con el cielo pasando del naranja al violeta y finalmente al azul oscuro, son pura magia.
Porque al final, ver un atardecer es tomarte un respiro, conectar con el mar y recordar por qué elegimos vivir aquí.
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