
Si hay algo que define la Navidad en Santiago, además de las luces en la Alameda, es la tradición de los belenes. No hablamos solo de un par de nacimientos, sino de una ruta completa que te lleva por iglesias históricas y rincones menos conocidos, perfecta para un paseo tranquilo por la ciudad. El punto de partida natural, y el que siempre genera más expectación, es el Belén de San Fiz de Solovio. Este montaje, obra del belenista José Uzal, es un clásico que impresiona por su detalle y su escala. Cuenta con cerca de 500 figuras, piezas que se mueven, un río con agua de verdad y hasta un ciclo de día y noche que simula el paso del tiempo con efectos especiales de iluminación y sonido. Es una oportunidad única, ya que la histórica Iglesia de San Fiz (Praza de San Fiz de Solovio), fundamental en la fundación de la ciudad, solo abre al público en estas fechas. Puedes visitarlo hasta el 6 de enero.
Avanzando por el casco histórico, la Catedral de Santiago ofrece este año dos grandes montajes que vale la pena ver juntos, ya que representan dos estilos muy distintos. Por un lado, en la Iglesia de Santo Agostiño, se encuentra el Belén Popular. Es una composición de grandes dimensiones, ocupando 70 m², con 530 figuras artesanales creadas por Nicolás Almansa. Lo que más llama la atención es el uso de automatismos y elementos móviles que le dan una sensación de vida constante a la escenografía. Por otro lado, en la cercana Iglesia del Convento del Carmen, se exhibe el Belén Napolitano. Este montaje, de 50 m² y 500 figuras vestidas a mano, sigue el estilo clásico napolitano, conocido por su riqueza de escenas cotidianas y oficios tradicionales que van más allá del mero Nacimiento. Ambos belenes de la Catedral están abiertos hasta el 11 de enero.
La ruta belenista de Compostela también nos saca del centro monumental para descubrir tradiciones familiares con décadas de historia. El Belén Familiar de Conxo es uno de los más antiguos de la ciudad, con más de 77 años de tradición. Es un despliegue impresionante de 45 m³ con más de mil figuras, 135 de ellas en movimiento, y una ambientación muy cuidada que incluye 39 escenas bíblicas, murallas almenadas y vegetación natural. Se encuentra en la Ruela de Torrente 6–8 y está abierto hasta el 7 de enero. En la misma línea, el Belén Familiar de Mallou, en la Rúa de Mallou, lleva más de 50 años montándose. Con más de 1.500 piezas en 30 m², tiene elementos mecanizados y detalles curiosos, como verduras que crecen en la huerta, un verdadero homenaje a la vida rural gallega.
Para quienes buscan perspectivas más singulares, hay paradas que ofrecen enfoques artísticos o globales. En la Praza do Obradoiro, dentro del Pazo de Raxoi, la Xunta de Galicia expone un belén artesanal de 21 m² que, además de la Natividad, recrea escenas de la vida tradicional gallega, con figuras de gran tamaño. Si buscas algo completamente diferente, la Fundación Eugenio Granell (Pazo de Bendaña, Praza do Toural) presenta su Belén Surrealista, una propuesta artística y multicultural que se sale de lo habitual. Y si te interesa el coleccionismo, el belén de la Iglesia de San Caetano es una muestra internacional con figuras de lugares tan variados como Brasil, México, Filipinas o Mozambique, abierto hasta el 2 de febrero. Finalmente, puedes completar el recorrido con el nacimiento de la Colexiata de Sar (con más de 30 años de historia en su claustro) y el del Café Casino (en Rúa do Vilar), que destaca por incluir réplicas de edificios compostelanos. Esta ruta demuestra que la tradición belenista en Santiago es rica y diversa, ofreciendo un paseo cultural y familiar perfecto para disfrutar de la ciudad en estas semanas de diciembre y principios de enero.
Fecha de publicación
18 de diciembre de 2025
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