Despedida de 'rey' entre mariachis para un técnico de rayos

El pasado 13 de octubre de 2025, el Centro de salud Virxe Peregrina en Pontevedra fue escenario de una despedida de jubilación que, sin duda, se salió de lo habitual y dejó una imagen para el recuerdo. No fue una reunión cualquiera, sino una sorpresa organizada con mucho cariño para Isidro Jiménez, un técnico de rayos que se despedía de su vida laboral tras una larga trayectoria. Isidro, que acaba de cumplir 64 años, ha dedicado más de cuatro décadas a la sanidad pública, un compromiso que lo llevó a trabajar tanto en el Complexo Hospitalario de Pontevedra como en el propio ambulatorio Virxe Peregrina. Su dedicación era palpable, y como él mismo ha expresado, siempre estuvo "por la labor de hacer lo que estaba" en sus "manos", una actitud que sus compañeros y pacientes seguramente apreciaron durante todos estos años.

La característica principal de esta emotiva despedida fue, sin duda, la música y el ambiente festivo. Sus compañeros, queriendo hacer de su último día de trabajo algo verdaderamente memorable, se organizaron para darle una sorpresa con mariachis. Imagínate la escena: a la salida del centro de salud, un grupo de colegas, algunos de ellos disfrazados y con guitarra en mano, esperaban pacientemente a Isidro. Cuando apareció, la música irrumpió con fuerza, y empezaron a cantar al ritmo de 'Sigo siendo el rey', un tema que, por el contexto y el cariño, le venía como anillo al dedo. La emoción fue tal que el propio Isidro no dudó en unirse a la celebración, bailando con una corona y un sombrero en plena calle, creando un momento muy espontáneo y lleno de alegría que reflejó el gran aprecio que le tienen.

Este tipo de gestos son los que, en ocasiones, nos recuerdan el valor de la comunidad y las relaciones humanas en una ciudad como Pontevedra, donde el reconocimiento al trabajo bien hecho y la camaradería se valoran de verdad. Es importante aclarar que esta fue una celebración privada, un detalle íntimo y espontáneo entre compañeros de trabajo para despedir a un jubilado, y no un evento abierto al público ni con entrada de pago. Simplemente, una bonita y original forma de decir adiós a un profesional que, con su labor, ha dejado una huella significativa en la sanidad pública gallega. Un recordatorio de que, a veces, las mejores celebraciones son las más sencillas y las que nacen del corazón, dejando un recuerdo imborrable.