Año Jubilar

Pontevedra se prepara para un evento que marcará el calendario local y atraerá miradas de fuera: el Año Jubilar. Esta celebración, concedida por el Vaticano, conmemora el centenario de las apariciones a sor Lucía, la vidente de Fátima, aquí en nuestra ciudad. La ceremonia de apertura está programada para el 9 de diciembre de 2025, a partir de las 22:30 horas, y tendrá lugar en la Basílica de Santa María. Se ha elegido este lugar por su mayor aforo, lo que permitirá acoger a más asistentes que la Casa del Inmaculado Corazón de María. El Año Jubilar dará comienzo oficialmente al día siguiente, el 10 de diciembre de 2025, coincidiendo con el aniversario de la primera aparición a la entonces novicia de las Doroteas.

Durante los últimos meses, religiosos y voluntarios han trabajado intensamente para organizar la recepción de los numerosos peregrinos que se esperan. Se anticipa un flujo constante de visitantes de distintas partes del mundo a lo largo de todo el año. De hecho, ya existen bastantes reservas a través de la web de la Casa del Inmaculado Corazón y del Instituto del Verbo Encarnado, cuyas religiosas se encargarán de la acogida. Se prevé la llegada de grupos de peregrinos y familias, principalmente de Portugal, donde el mensaje de Fátima tiene un gran arraigo, así como de Estados Unidos, gracias a la labor del Apostolado Mundial de Fátima, y de Polonia. También se esperan visitantes de España, especialmente de Madrid, cuyas parroquias han colaborado en la restauración de las instalaciones.

Precisamente, la Casa del Inmaculado Corazón de María, conocida anteriormente como Santuario de las Apariciones, ha sido objeto de una importante rehabilitación. La segunda fase de estas obras está a punto de concluir, con la expectativa de que todo esté listo para el inicio del Año Jubilar. Los trabajos han incluido el acondicionamiento de toda la planta superior, donde se ubicaban las celdas de las religiosas y donde, según la tradición, se produjo la primera aparición a sor Lucía. Gran parte de estas celdas se han transformado en una capilla, y las restantes se han habilitado como sacristía, zona de servicios y confesionarios. Estas mejoras han sido posibles gracias a las donaciones de los devotos y al apoyo de la Conferencia Episcopal, propietaria de la Casa del Inmaculado Corazón.