Una mirada directa a la guerra: Bruno Carvalho en Lugo

Este 19 de junio, Lugo tiene una cita con el periodismo más crudo y necesario. El Centro Social Mádia Leva acoge una charla muy especial con Bruno Carvalho, un periodista portugués que nos trae de primera mano su experiencia como reportero de guerra en lugares tan complejos como Líbano y, más recientemente, el Donbass.

Si te interesa entender lo que ocurre en el mundo más allá de los titulares habituales, esta es una oportunidad para escuchar una perspectiva diferente. Bruno Carvalho ha pasado una parte importante de los últimos meses en la región del Donbass, en Ucrania, siendo testigo directo de los efectos de un conflicto que ha martirizado a estas poblaciones durante años. Su trabajo allí ha sido singular, ya que fue uno de los pocos periodistas europeos que se negó a seguir la corriente informativa predominante en las redacciones occidentales.

La voz desde el frente: Testigo de una realidad silenciada

Bruno Carvalho no es un periodista al uso. Su labor en el Donbass incluyó la cobertura de zonas tan impactantes como las fornalias de Azovstal en Mariúpol, los barrios devastados de Donetsk, y los movimientos de tropas en Luhansk. También estuvo presente durante los referendos prorrusos en las cuatro provincias anexionadas. Lo que hace su testimonio especialmente valioso es que, en ciertos momentos, fue el único reportero trabajando para medios occidentales en las áreas controladas por los rusos. Él mismo ha calificado esta situación como una tragedia y 'la muerte del periodismo', una crítica directa a la falta de pluralidad en la cobertura.

Su trayectoria en zonas de conflicto no es nueva. Ya estuvo en un campamento de las FARC en Colombia en 2017 y en el Donbass en 2018, cuando el conflicto aún era de baja intensidad. Sin embargo, subraya que la situación actual en el Donbass es de una magnitud completamente distinta, con un promedio de más de un fallecido al día en Donetsk y miles de heridos desde febrero. Para Carvalho, es un error simplificar esta guerra como un mero enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, destacando la presencia de combatientes extranjeros y estrategas militares occidentales en el lado ucraniano, y de diversas nacionalidades, incluyendo el grupo Wagner, en el otro.

Periodismo, convicciones y la crítica a la información dominante

Uno de los puntos clave en la visión de Bruno Carvalho es su postura sobre la imparcialidad en el periodismo. Él defiende que ningún periodista es más independiente por ocultar sus convicciones, ya que todos las tienen. Lo importante, según él, es utilizar las herramientas periodísticas para que las elecciones personales no influyan en el trabajo. Nunca ha escondido sus convicciones como ciudadano consciente de sus derechos, siguiendo la enseñanza de su profesor Oscar Mascarenhas, quien valoraba a los estudiantes con una vida cívica activa y la ambición de cambiar el mundo.

Esta forma de entender el periodismo le ha valido ataques y acusaciones de ser 'putinista o prorruso', algo que considera peligroso en un contexto de guerra. A pesar de la solidaridad de muchos colegas, lamenta que el Sindicato de Periodistas no saliera en su defensa.

Carvalho es muy crítico con la cobertura mediática occidental, que, en su opinión, ha optado conscientemente por cubrir solo un lado de la guerra en el Donbass. A diferencia de décadas anteriores, donde los medios solían tener reporteros en ambos lados de un conflicto, ahora la situación es diferente, especialmente cuando el atacante no es Estados Unidos. No es que no deba haber periodistas del lado ucraniano, sino que echa en falta una pluralidad de voces. Observa una uniformidad informativa en los medios portugueses y europeos, con pocas excepciones. Atribuye esta situación a la falta de inversión en enviar periodistas y a una 'ausencia de contexto' intencionada para evitar una lectura histórica del conflicto.

Su interacción con la población local en el Donbass ha sido compleja. La gente de Donetsk y Mariúpol, al principio, se sorprendía y desconfiaba de su presencia, al venir de un país de la OTAN cuyos impuestos financian armas que matan civiles. Algunos pacientes en hospitales se negaron a hablar con él, y una anciana llegó a acusarlos de ser responsables de su sufrimiento. Sin embargo, en muchas ocasiones, la gente comprendió su trabajo, le agradeció e incluso le animó. En Mariúpol, la desesperación era tal que le pedían ayuda para comunicarse con familiares en el extranjero. Incluso llegó a actuar como enfermero para salvar la vida de una anciana herida por una mina antipersonal, algo que considera un 'deber elemental de ayudar al prójimo'.

La población del Donbass tiene una percepción clara del apoyo a Zelenski en la Unión Europea y los medios. Para ellos, el enemigo no es solo Zelenski, sino también Estados Unidos y la Unión Europea, a quienes ven como individualistas, apegados al dinero y al consumo, poco solidarios y 'títeres de los americanos'.

'A Guerra a Leste': Un libro para dar voz a los silenciados

Toda esta experiencia se ha plasmado en su libro 'A Guerra a Leste: 8 Meses no Donbass', publicado por Caminho. Este libro busca dar voz a quienes no la tienen: traductores, colegas, conductores y, sobre todo, a la gente que vive y lucha por el Donbass. En sus páginas, conoceremos a personajes como Luís Castañeda, un colombiano que vive en Donetsk desde los años 80; Ekaterina, de Odesa, testigo de la masacre de la casa sindical en 2014; Alexander, un antiguo minero que distingue la artillería por el sonido; la familia de Dima, que vivió en una cueva en Mariúpol; y un soldado benfiquista.

El libro no ha estado exento de polémica. Ha sido objeto de una 'tentativa descarada de censura' en Portugal por parte de una Asociación de Ucranianos, que intentó ilegalizarlo y presionar a la librería Bucholz y a la editora Leya.

Carvalho también ha observado el fuerte componente ideológico de la lucha en el Donbass. Las tropas rusas clasifican al enemigo como fascista, con la consigna 'no pasarán'. Se ven banderas imperiales rusas, nacionalistas, soviéticas y religiosas. Del lado ucraniano, ha encontrado simbología neonazi en banderas, murales y pegatinas, así como propaganda nacionalista y batallones neonazis. Los comunistas, una fuerza importante en el Este de Ucrania desde el fin de la Unión Soviética, fueron clave en la creación de las autoproclamadas repúblicas en 2014, aunque su papel ha disminuido. Los referendos en el Donbass, aunque no reconocidos por Occidente, reflejan la voluntad de la gente, que poco se preocupó por el no reconocimiento internacional.

La guerra ha tenido un impacto devastador en la juventud. Los jóvenes de 20 años solo han conocido el conflicto. Muchos se van a Rusia buscando esperanza. Las clases son a distancia, los huérfanos han sido trasladados a territorios seguros, y las actividades al aire libre son limitadas. Carvalho ha visto 'cuerpos de niños en pedazos, familias deshechas'.

Sus experiencias más intensas fueron en Mariúpol, con días de combates y muertos en las calles, y en Donetsk, donde un bombardeo ucraniano mató a más de una decena de civiles en una plaza concurrida. Describe su periodismo como 'improvisado, sin medios y agarrando las oportunidades', lo que le permitió ir más allá que el periodismo tradicional. A pesar de los 'parcos recursos', su 'voluntad y empeño en hacer el mejor periodismo posible' siempre estuvieron presentes.

Bruno Carvalho sigue creyendo que 'el Periodismo debe servir para hacer del mundo un lugar mejor. Para morder los pies de los poderosos y denunciar injusticias. Para dar a los ciudadanos toda la información que necesitan para construir sus opiniones y posiciones en absoluta libertad'.

Datos prácticos

Si quieres escuchar de primera mano esta perspectiva tan necesaria, aquí tienes los detalles:

• Qué: Charla 'A experiência como repórter de guerra no Líbano e no Donbass' con Bruno Carvalho.
• Cuándo: 19 de junio de 2025.
• Dónde: Centro Social Mádia Leva, Lugo.