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Instalación artística participativa de yarnbombing en el jardín de la iglesia Castrense de San Andrés, organizada por La Crisálida.
Si paseas por el centro de A Coruña este viernes, 14 de junio, te vas a encontrar con una sorpresa de lo más colorida y original en el jardín de la iglesia Castrense de San Andrés. Llega una instalación artística participativa de yarnbombing, una iniciativa que transforma el espacio público con la calidez y el encanto del hilo. Es una de esas propuestas que le dan un toque diferente a la ciudad y que, además, invitan a la gente a formar parte de algo bonito.
Este evento, organizado por La Crisálida en colaboración con Lucía Ruíz, es mucho más que una simple exposición. Es una celebración del Día Internacional de Tejer en Público, también conocido como el 'Orgullo Tejedor', y busca reivindicar el acto de tejer como una actividad social y creativa que merece salir de casa y ocupar las calles.
Para quienes no estén familiarizados, el yarnbombing es una forma de arte urbano que, en lugar de grafitis o murales, utiliza tejidos de punto o ganchillo para cubrir objetos en el espacio público. Es un arte efímero, que no daña el entorno y que busca sorprender y alegrar a los transeúntes. En esta ocasión, el jardín de San Andrés se va a llenar de cientos de corazones de tela, en una explosión de colores como el rosa, morado, amarillo, azul y verde, que se instalarán en el parterre justo delante de la parroquia.
Lo más especial de esta instalación es su carácter participativo. Se han reunido cerca de 300 corazones que han llegado desde muchísimos lugares: Latinoamérica, diferentes países de Europa y, por supuesto, de toda España. Cada uno de estos corazones lleva una pequeña etiqueta con la dirección de Instagram de la persona que lo tejió, una forma de conectar a la comunidad tejedora a nivel global y de mostrar el cariño y el esfuerzo que hay detrás de cada pieza.
Pero la interacción no termina ahí. La idea es que los transeúntes puedan coger uno de estos corazones y llevárselo a casa. Es un regalo, un recuerdo de esta intervención artística y una invitación a que el arte siga viajando. Los corazones permanecerán en el jardín hasta que los visitantes los vayan recogiendo, haciendo que la instalación evolucione y cambie a lo largo del día. Aunque el yarnbombing tradicionalmente se asocia con la lana, en esta ocasión la mayoría de los corazones están hechos de algodón, y se ha utilizado cualquier fibra vegetal o animal, como la seda, demostrando la versatilidad de esta técnica. Esta costumbre de 'bombardear' con hilo surgió en el norte de Europa, y es genial ver cómo se extiende y se adapta en nuestra ciudad.
Más allá de la instalación de los corazones, el evento ha habilitado un espacio para tejer al aire libre. La invitación está abierta a toda la ciudadanía, tanto a tejedoras y tejedores experimentados como a quienes quieran iniciarse o simplemente observar cómo se crea. La idea es clara: combatir esa vergüenza que a veces se siente al tejer fuera de casa y animar a la gente a compartir esta afición en público. Es una oportunidad perfecta para conocer a otras personas con intereses similares, intercambiar ideas o simplemente disfrutar de un rato tranquilo y creativo en un entorno tan bonito como el jardín de San Andrés.
Además, para añadir un toque de diversión y camaradería, se celebró un 'bingo lanero' a las 13:30h, donde se sortearon diferentes materiales relacionados con el tejido. Estas actividades paralelas refuerzan el espíritu comunitario del evento y lo convierten en un plan completo para la jornada. La Crisálida, la organización detrás de esta iniciativa, se dedica a fomentar la creatividad y la participación a través de proyectos artísticos y artesanales, y esta colaboración con Lucía Ruíz es un ejemplo más de su compromiso con la dinamización cultural de A Coruña.
El lugar elegido para esta instalación no es casual. El jardín de la iglesia Castrense de San Andrés, en la Rúa San Andrés 32, es un punto céntrico y con mucha historia en nuestra ciudad. La iglesia en sí tiene un pasado fascinante que se remonta a un oratorio del siglo XIII o XIV, aunque el templo actual fue reedificado a partir de 1884 gracias a la iniciativa del filántropo Eusebio da Guarda. Su estilo neorrománico, con esas referencias lombardas, y su imponente fachada con dos cuerpos y una torre central, la convierten en un edificio singular. Dentro, además de su nave única y sus vidrieras, guarda las urnas sepulcrales de Eusebio da Guarda y Modesta Goicouría, obras de Pietro Nicoli, y tallas del escultor Isidoro Brocos. Desde 1938, es la sede de la vicaría general castrense y parroquia del personal militar, lo que le da un carácter único en el entramado urbano.
Además, la zona está en plena transformación. La calle San Andrés, entre Juana de Vega y la propia iglesia, está siendo objeto de una importante reforma que comenzó a principios de 2024. El proyecto busca convertirla en una plataforma única, dando más espacio a los peatones y manteniendo un solo carril de tráfico por sentido. Se plantarán más de 80 moreras de Valdeorras para recuperar el aspecto original del siglo XVIII y se conservará un árbol del amor en el cruce con Santa Catalina, creando una zona de ocio a su alrededor. También se está renovando el mobiliario urbano, el alumbrado y se están mejorando las zonas de carga y descarga. Esta intervención se extiende también a la calle Sol, desde San Andrés hasta su cruce con la del Socorro, con el objetivo de mejorar la estabilidad de la calzada. Todo esto hace que el entorno de la iglesia sea un lugar dinámico y en constante evolución, perfecto para acoger una iniciativa tan fresca y participativa como el yarnbombing.
Si te animas a acercarte y disfrutar de esta original propuesta, aquí tienes los detalles clave:
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